CUEVAS DEL VALLE
Cuevas del Valle es un municipio
de la provincia de Ávila dentro de la comunidad
autónoma de Castilla y León. Integrado en la
comarca de Valle del Tiétar, en el Barranco de
las Cinco Villas, a los pies del Puerto del
Pico, siendo el relieve del municipio montañoso,
por encontrarse en plena Sierra de Gredos. El
río Posaderas, perteneciente a la cuenca del
Tiétar, suaviza el terreno montañoso y en su
orilla se alza el pueblo.
Se encuentra en plena sierra de
Gredos, exactamente en el límite entre sus
sectores central y oriental, separados por el
Puerto del Pico. Al sur del puerto se abre un
amplio valle que vierte sus aguas en el río
Tiétar. El territorio del Barranco abarca no
solo este Valle, sino también tierras ribereñas
del río Tiétar y al norte de la sierra.
La "capital" del Barranco es
Mombeltrán, villa desde el año 1393, que se
encuentra en el camino que, a través del Puerto
del Pico, une ambos lados de la sierra de
Gredos. Esta vía es de origen romano, y ha sido,
debido a cierta confusión por la existencia de
tramos empedrados, llamada “calzada romana”. Hoy
forma parte de la Cañada Real Leonesa
Occidental. Ambos elementos, el Puerto del Pico,
y la “calzada romana”, son con seguridad los más
conocidos fuera de nuestras fronteras.
Bajo el Puerto se encuentra la
localidad de Cuevas del Valle, crecida quizá a
partir de edificaciones relacionadas con la
cañada. Es el pueblo más alto y frío del
Barranco. Al Este del Puerto se levanta la árida
Sierra de Villarejo, y en sus faldas, la
localidad de Villarejo del Valle, pequeño pero
pintoresco y bastante bien conservado. Las
cumbres del Barranco que cierran el valle por su
lado oriental limitan el término de San Esteban
del Valle, localidad de la que parte una sinuosa
carretera de montaña que asciende hasta los
puertos de Serranillos y de Pedro Bernardo. Y
por fin, al sur del valle y por tanto con
orientación al norte, la localidad de Santa Cruz
del Valle. Se encuentra encajonada en un pequeño
vallecito al pie de la imponente pero suave
orografía del monte de La Abantera.


Aldea de origen medieval, en 1393
quedó incluida en los términos entregados por
Enrique III a la villa de Mombeltrán, de cuya
jurisdicción siguió dependiendo hasta el año
1693, en que adquirió de Carlos II su propio
título de villazgo.
Como aldea perteneció, pues, al
señorío de Mombeltrán, cuyos sucesivos
propietarios fueron el condestable Dávalos; el
infante don Juan, rey consorte de Navarra y
después rey de Aragón, padre de Fernando el
Católico; la Orden de Calatrava; el condestable
don Álvaro de Luna y su viuda, doña Juana de
Pimentel, la Triste Condesa; y, desde finales
del siglo XV, los duques de Alburquerque.
Tras la obtención del título de
villazgo y hasta el siglo XIX, la villa siguió
ligada a la Casa de Alburquerque, propietaria
del estado señorial, a cuyos titulares estuvo
reservado, hasta la formación del ayuntamiento
liberal, el privilegio de nombrar, entre las
personas que cada año proponían los vecinos, a
los alcaldes, regidores y procuradores que
habían de ejercer el gobierno del concejo.
Atravesado por la Cañada de la
Mesta Leonesa Occidental, el pueblo ha sabido
conservar buena parte de su arquitectura
tradicional.
Clima, historia, paisaje y
arquitectura tradicional hacen de Cuevas del
Valle un lugar lleno de atractivos en medio del
camino que atraviesa Gredos y une Castilla-La
Mancha con Castilla y León.
Cuevas del Valle es una de las
villas más bonitas de esta sierra, aunque no
tenga tanto renombre como otras. Y es que en
este pueblo de origen medieval aún perduran
excelentes muestras de la arquitectura
tradicional de la zona y un destacado patrimonio
histórico-artístico muy bien conservado. El
Valle del Tiétar es, por diversas razones, uno
de los destinos preferentes de los apasionados
del turismo rural ya que tiene todo lo que se
busca en un destino de este tipo: hermosos
pueblos, bellos parajes naturales y una
excelente oferta gastronómica.
En este valle de la provincia de
Ávila se encuentra la comarca natural del
Barranco de las Cinco Villas, catalogada como
Paisaje Pintoresco con la condición de Bien de
Interés Cultural desde 1975. Constituída como
mancomunidad, está integrada por cinco
municipios: San Esteban del Valle, Villarejo del
Valle, Santa Cruz del Valle, la capital comarcal
Mombeltrán y Cuevas del Valle, el pueblo que hoy
nos ocupa.
La villa es también conocida como
«la del gancho» ya que, según cuentan las
leyendas, los covacheros tenían la costumbre de
quedarse con alguna de las miles y miles de
ovejas trashumantes que pasaban por aquí
valiéndose de un gancho. Se dice que ese gancho
todavía persiste hoy en día y es el responsable
de atrapar a los visitantes que llegan a este
coqueto pueblo con la belleza de sus calles y
paisajes.


Para llegar a esta localidad
abulense lo hacemos por la carretera
nacional 502 que discurre por el Puerto del
Pico donde hacemos una parada para desde su
mirador poder comprobar la belleza del lugar
donde nos encontramos. En dicho paraje
podemos visualizar parte de la Calzada
Romana construida entre los siglo I y II a.C
que va desde el propio puerto hasta la
localidad de Cuevas del Valle. Ha sido
calzada romana, cañada de la Mesta Leonesa
Occidental y Ruta de la Carretería.
La Calzada Romana del puerto
del Pico tiene un enorme valor histórico
pues ha servido para poner en comunicación a
través de la Sierra a lo largo del tiempo a
las tierras llanas de la meseta norte con
las tierras del Valle del Tiétar y a través
de éste con las tierras de Toledo y
Extremadura.
Utilizada posiblemente desde
tiempos prehistóricos, fue calzada romana
que servía para conectar la fortaleza de
Abula con el eje vial Emerita
Augusta-Complutum- Caesaragusta a la altura
de Caesarobriga, comunicando las dos
mesetas.
Fue después ruta estratégica
de la trashumancia, tramo importante de la
Cañada Occidental Leonesa, por donde han
subido y bajado desde la Edad Media y aún
suben y bajan los ganados que marchaban
desde los extremos a la sierra a comienzos
de verano y desde la sierra hasta los
extremos a comienzos del invierno.
La cañada se iniciaba en
Valverde de Mérida (Badajoz) y terminaba en
Portilla de la Reina (León). En el tramo que
transcurre por el Valle del Tiétar había un
puerto seco donde se recaudaba el portazgo y
montazgo perteneciente a la Corona, el
puerto de Ramacastañas, que a finales del
siglo XV se trasladó durante algún tiempo,
por concesión de Enrique IV a don Beltrán de
la Cueva, al lugar de Arroyo Castaño,
actualmente despoblado. Desde el siglo XV
fue también ruta de la carretería, utilizada
por las carretas de la Real Carretería del
sexmo de la sierra de la villa de Piedrahíta.
Bajaban por el puerto
cargadas de madera y llegaban hasta las
salinas de Sevilla a recoger sal que
distribuían después por las tierras de La
Mancha y Extremadura.
En primavera regresaban los
carreteros a los pueblos de la Sierra para
realizar las faenas del campo. En realidad,
han sido los pueblos del sexmo de la Sierra
y los pueblos de El Barranco de las Cinco
Villas los responsables de mantener la
calzada a lo largo de toda la Edad Moderna.
Ha sido siempre un camino
utilizado tradicionalmente por arrieros y
comerciantes de Andalucía, La Vera, Talavera
y Extremadura.
Al valor histórico del camino
se añade el valor del trazado y de la
conservación de la calzada propiamente dicha
en el tramo en que salva los desniveles del
puerto del Pico: Su trazado está formado por
tramos rectos, de fuerte pendiente, unidos
por curvas muy cerradas que hacen ganar
altura en poco trecho.
Su firme estaba formado por
cuatro capas superpuestas: cimiento, piedras
grandes, grava y empedrado. La superficie es
ligeramente abombada para evitar
encharcamientos y el desagüe se dirigía por
canalillos dispuestos a tal fin de trecho en
trecho. Para canalizar los arroyos son
frecuentes las alcantarillas. A su valor
intrínseco se suma el valor histórico y
cultural de muchos de los lugares que se
encuentran a lo largo de su recorrido en el
valle o muy próximos a él.



Entramos a Cuevas del Valle y
estacionamos nuestro vehiculo junto al
edificio del Ayuntamiento para empezar a
recorrer a pie el entramado urbano del
pueblo y descubrir los fascinantes rincones
que ofrece al viajero. A las espaldas del
Ayuntamiento y accediendo por una estrecha
calle podemos contemplar los restos de un
antiguo lavadero publico con pilas excavadas
en las piedras donde posiblemente las
mujeres antaño iban a lavar la ropa
aprovechando el caudal de agua que pasa
junto a él. Los lavaderos eran puntos de
reunión y encuentro en otras épocas, focos
de sociabilidad femenina, trasiego de
información, origen de chascarrillos,
refranes, leyendas, habladurías, antaño muy
populares en nuestros pueblos, y hoy simple
crónica de una época en la que el contacto
social no entendía de redes sociales,
Facebook, Twitter, grupos de whatsapp,
tecnología audivisual, radio, televisión,
internet...


Nos adentramos en el casco
urbano de la villa descendiendo por la calle
Santa Maria donde nos encontramos con la
silueta de la iglesia de la Natividad de
Nuestra Señora que tiene su origen en el
siglo XV con mezcla de varios estilo
artisticos. Destacan su torre de piedra y
ladrillo, su portada, las cornisas de sus
muros adornadas con bolas y sus
contrafuertes coronados por pináculos. En el
interior las bóvedas de crucería, los
frontales de cerámica y el retablo barroco
del altar mayor. La iglesia de la Natividad
de Nuestra Señora está rodeada de un atrio
ajardinado que preside la plaza del Puente.
En el exterior destacan su torre de piedra y
ladrillo, del siglo XVII, muy sencilla,
decorada con delgadas cornisas y un remate a
modo de alero; su portada, con un arco de
amplias dovelas con recuadro a modo de
alfil; sus cornisas adornadas con bolas y
sus contrafuertes coronados por pináculos.
La capilla mayor es más
estrecha que el resto del templo, de una
sola nave. Capilla y nave se comunican a
través de un arco triunfal apuntado y ambos
espacios se cubren con bóvedas de crucería
de terceletes, lo mismo que el Baptisterio,
que se encuentra a los pies.
La única nave interior se
cubre con tres bóvedas de igual crucería
donde resaltan los altares con frontales de
cerámica de Talavera del siglo XV con temas
de la Virgen del Rosario, del Niño Jesús
bendiciendo, de Santiago Matamoros y de San
Andrés. El retablo de la capilla mayor data
de 1758 y es obra de Manuel Pajares, maestro
arquitecto y tallista de Talavera, y en él
destaca una pintura de Diego Rosales, pintor
abulense del siglo XVI. El retablo del muro
oeste, de dos cuerpos, está coronado con el
emblema de Santiago.



Continuamos nuestro recorrido
por la calle Santa Maria donde al final de
la misma nos encontramos con el edificio de
la Ermita de la Virgen de las Angustias. En
nuestro caminar por dicha calle contemplamos
la belleza del pueblo en sus casas tipicas
adornadas con flores y macetas, nos
deleitamos con el sonido del agua de sus
fuentes como la de la Fuente Seca o el
discurrir de esta por las acequias hasta
desembocar en el cauce del rio
Pasaderas. Situada en la salida
septentrional, al final del típico barrio de
Santa María, la ermita es un poco mas
moderna que la iglesia y fue construida en
1637. En su interior podemos contemplar la
imagen de la patrona de Cuevas del Valle.
Dentro se puede observar su bello artesonado
mudejar, restaurado en el año 2006 y un
frontal de azulejos talaveranos del siglo
XVII.




Un poco mas arriba de la
anterior ermita y al principio de la calle
Calzada Romana podemos contemplar el
edificio de la Ermita de San Antonio, tal
vez la más antigua del pueblo, y el Rollo
Picota. Se cree que fue levantada por
trashumantes, y por eso alberga al patrón de
los ganados: San Antón. Es una construcción
muy antigua, austera, con paredes de
mampostería y campanil de piedra. La
cubierta es una bóveda de medio cañón de
ladrillo apoyada al exterior por macizos
contrafuertes. Tiene retablo de ladrillo,
con cuatro pilastras adosadas que culminan
en un doble entablamento. Sobre su cornisa
superior se colocó un frontón curvo en cuyo
centro se colocó un pequeño nicho que rompe
el vacío. Se hace procesión hasta la ermita
donde se encuentra desde el Día de Reyes la
estatua del santo.
Bellas miniaturas del arte
tradicional, las ermitas son los monumentos
más pequeños que soportan bajo sus muros el
peso de la tradición popular, que ha hecho
de ellas el epicentro para conservar las
antiguas romerías de los pueblos que recogen
las tradiciones ancestrales.
Forman parte de la cultura
religiosa de los pueblos y todos los
lugareños veneran alguna imagen, que se
guarda en su interior, ligada a milagros y
leyendas que mantiene vivo el fervor
popular.
Su emplazamiento está alejado
de los cascos urbanos, algo que resalta su
estampa y rodea a las ermitas de un halo
misterioso que invita al recogimiento.
Comparadas con las grandes iglesias, los
monasterios y las catedrales son las
miniaturas del arte religioso más enraizado
en la cultura del pueblo.
En la parte trasera de la
ermita y situada en un pequeño promontorio
al cual se puede acceder por un estrecho
callejon podemos contemplar el Rollo Picota,
un simbolo de la independencia juridico-administrativa
del Señorio de Mombeltran dada por Carlos II
en el año 1695 y que ha sido reconocida como
Bien de Interes Cultural.
Los rollos jurisdiccionales
no deben confundirse con las picotas para
ajusticiar. Los rollos nacieron como
símbolos que marcaban la autonomía de las
localidades cuando conseguían el rango de
Villa y acabaron sustituyendo a las picotas
para exhibir a reos ya justiciados ante los
ojos del pueblo. La picota, realizada en
madera, tiene su origen a finales del siglo
XIII, mientras que el rollo apareció a
finales del siglo XIV. Convivieron juntos
cada uno con su función hasta que las
picotas fueron desapareciendo por el
desgaste natural del tiempo, y se aprovechó
la presencia de los rollos de piedra,
fenómeno que pudo darse a partir del siglo
XV.
La finalidad de un rollo
jurisdiccional en una población era
simbolizar y avisar al forastero, del
privilegio de Villazgo del que goza el
pueblo que lo luce. Desde los inicios de la
Reconquista, para fomentar la repoblación de
los cristianos y premiar sus esfuerzos en
las luchas contra los moros, los reyes
concedían privilegios de Villazgo a las
aldeas y autoridad para ejercer la ley a sus
señores. Mientras los rollos se erigían a la
entrada de las poblaciones y siempre junto a
las vías principales, las picotas se
instalaban en el lugar más público de la
población, en la plaza mayor o en el lugar
donde se celebrase el mercado.

Continuamos ascendido la
calle hasta que llegamos a encontrarnos de
nuevo con la calzada romana. Durante nuestro
caminar volvemos a contemplar varias fuentes
como el Pilon de los Llanos y la Fuente de
las Majadas que posiblemente sirvan y hayan
servido como abrevadero para el ganado y los
pastores durante la transhumancia. La
calzada romana era el modelo de camino
utilizado por Roma para la vertebración de
su Imperio. La red viaria fue utilizada por
el ejército en la conquista de territorios y
gracias a ella se podían movilizar grandes
efectivos con una rapidez nunca vista hasta
entonces. En el aspecto económico jugó un
papel fundamental ya que el transporte de
mercancías se agilizó notablemente. Las
calzadas también tuvieron gran influencia en
la difusión de la nueva cultura y en
extender por todo el imperio la
romanización.


Volvemos sobre nuestros pasos
hasta llegar de nuevo a la ermita de la
Virgen de las Angustias para desde ahi
continuar nuestro recorrido por la
prolongacion de la calle Calzada Romana.
Antes de cruzar el puente sobre el rio
hacemos un alto en el camino para visitar el
Bosque Encantado que se ubica junto al cauce
del rio Pasaderas. Se trata de un jardin
natural con un sendero que discurre junto al
cauce del rio hasta llegar a una presa que
sirve como piscina artificial donde podemos
disfrutar de un baño durante el verano asi
como contemplar a traves de carteles
señalizados de las distintas plantas y
arboles que podemos encontrarnos durante la
ruta.




Cruzamos el puente sobre el
rio Pasaderas para continuar por la calle
Calzada y desde ahi adentrarnos en el Barrio
Arriba por la calle Las Escuelas donde
podemos ir contemplando la arquitectura
popular del pueblo asi como otra de las
muchas fuentes esparcidas por este como es
el Pilon de las Escuelas. El entramado
urbano es de calles estrechas y sinuosas
repletas de bellos rincones donde los
vecinos las engalanan con macetas repletas
de flores ademas de contar con mucha
vegetacion.



Continuamos bajando por la
calle Las Escuelas para al final de la misma
girar a la derecha por la calle del
Ayuntamiento Viejo donde vamos a contemplar
el edificio que antaño conservo el
consistorio municipal y que hoy en dia una
vez restaurado conservando el estilo de la
arquitectura popular alberga la Biblioteca,
el Centro de Dia y una Sala de Exposiciones.
La tipología de las calles y viviendas del
sur de Gredos es muy llamativa e
interesante, por la forma de las
construcciones, los materiales y acabados,
por los detalles y soluciones constructivas.
La vivienda tradicional del Barranco se
encuadra en la tipología de arquitectura
propia del valle del Tiétar y, como
cualquier construcción popular, es el
resultado de la adaptación morfológica y
funcional a los medios físico y cultural que
la originan y mantienen. De esta forma,
tanto las características del terreno sobre
el que se asienta como los factores
climáticos o los cultivos y actividades
económicas que desarrollan sus habitantes
contribuyen decisivamente a la morfología y
características de la vivienda popular.



Al final de la calle del
Ayuntamiento llegamos a la Plaza Vieja que
es el centro nuralgico y plaza principal del
casco historico donde se ubica un gran Pilon
y que es punto de inicio del Casco Viejo de
la villa conformada por las calles Real,
Soportales y espacios singulares como el
Barrio del Rincon. La trama urbana de Cuevas
del Valle se fue organizando en torno a la
calzada. Conserva edificios de arquitectura
tradicional en algunas calles y plazuelas y
ofrece bellos rincones en la localidad. La
plaza mantiene soportales de madera en los
cuatro ángulos y una fuente en medio, de dos
caños, con un pilón de piedra de cantería
cuadrada.

La vivienda tradicional del
Barranco se encuadra en la tipología de
arquitectura propia del valle del Tiétar y,
como cualquier construcción popular, es el
resultado de la adaptación morfológica y
funcional a los medios físico y cultural que
la originan y mantienen. De esta forma,
tanto las características del terreno sobre
el que se asienta como los factores
climáticos o los cultivos y actividades
económicas que desarrollan sus habitantes
contribuyen decisivamente a la morfología y
características de la vivienda popular.
El resultado de todos estos
factores e interacciones es, para el caso
concreto de Cuevas del Valle, un casco
urbano longitudinal que sigue el trazado del
cordel, el río y el valle en el que se
asienta, con las casas adosadas unas a otras
de manera que exponen sus fachadas a levante
y poniente y evitan cualquier exposición
innecesaria a Norte y Sur. Así, las
viviendas son estrechas pero profundas.
La estrecha fachada se
estructura en dos cuerpos: la planta baja en
piedra de mampostería (raramente sillería)
en la que únicamente suele abrirse el hueco
de la puerta adintelada (alguno en arco); y
la planta superior, que se compone de
entramado de alfajías de madera con los
huecos rellenos de adobe o ladrillo (que
puede estar o no revocado y encalado), en la
que se abren la puerta halconera y ventanas
(pocas y pequeñas), siendo el elemento más
destacable en toda la fachada el balcón (de
tabla recortada o palos) que vuela sobre la
planta baja y la recorre de parte a parte,
al que cubre y protege con generosidad el
alero saliente del tejado.


Interiormente, la vivienda se
distribuye en tres plantas (baja, primera y
bajo-cubierta) separadas por dos forjados a
base de viguería de madera y tablazón, que
cargan sobre pies derechos (también de
madera) con lo que las paredes no soportan
carga alguna y sirven de mero cerramiento.
La planta baja está delimitada por paredes
de piedra de mampostería y se ordena
mediante un portal de entrada que da acceso
a la cuadra y bodega en su mismo nivel y a
la planta superior (por una escalera
interior de trancos de madera): el portal
está empedrado y en él suelen ubicarse el
artesón, la prensa y la gamella; la cuadra
engorronada ocupa la zona media de la planta
baja y al fondo se encuentra la bodega con
las tinajas empotradas junto a las paredes.
En las casas con fachada
principal orientada al río la cueva está
excavada a continuación de la bodega,
prolongándose hacia atrás por debajo del
terreno y al mismo nivel de la planta
superior o algo más bajo. En las viviendas
cuya fachada principal es opuesta al río la
cueva se extiende bajo la bodega y el
portal, llegando incluso a pasar por debajo
de la calle. En ambos casos la estructura es
similar: se trata de un túnel con arcos de
ladrillo regularmente repartidos, abriéndose
a ambos lados nichos semicirculares que
albergan las tinajas; en su parte final
comunica al exterior por un respiradero que
mantiene el recinto aireado y que aquí
llamamos resolgadero.
La primera planta es la de la
vivienda como tal, se accede a ella por la
escalera que arranca del portal y desemboca
en el tramo medio de la casa; hacia la
fachada principal se encuentra la cocina,
sobre el portal y con acceso al balcón
corrido, con la lancha en la que se enciende
el hogar y sobre ella la chimenea de
campana; en el tramo medio, si la escalera
deja suficiente espacio, suele haber un
cuarto para despensa o alcoba; y en el tramo
posterior la sala y cuartos o alcobas.


Si la trasera de la vivienda da
al río, a este nivel suele volar una solana (o
terraza) sobre pies derechos con forjado a base
de rollos de castaños juntos con relleno de
cantos y solada con mortero de cal, a la que se
accede desde la sala; cuando la trasera da al
lado contrario al del río se accede directamente
al nivel del terreno, normalmente a una calleja
de servidumbre de aguas comunes y que da acceso
a pequeños huertos que cada vivienda tiene en
las traseras. Toda la tabiquería de esta primera
planta (ya sea de compartimentación interna o de
separación entre medianeras) se resuelve a base
de entramados de madera rellenos de abobe y
encalados.
Al sobrao se sube por una
escalera que arranca normalmente desde la
cocina, y que se superpone a la que sube desde
el portal. Toda esta planta es diáfana (sin
compartimentación) y no tiene huecos de ventana
y se usa como secadero y almacén.
A la vivienda la cubre un tejado
a dos aguas, con el cumbrial en su parte central
y los dos faldones hacia ambas fachadas,
cubriéndolas ampliamente con generosos aleros
volados. La estructura de la techumbre es
similar a la de los otros dos forjados de la
vivienda: rollos de madera sobre vigas maestras
que apoyan en pies derechos (también de madera)
y tablado de ripias sobre el que directamente se
colocan las tejas de barro cocido imbricadas con
canal y tapa. El elemento más destacado sobre
los tejados es sin duda la chimenea, de grandes
dimensiones; el escalonamiento de las casa sobre
el terreno hace que las chimeneas tengan que
ganar altura para salvar la de las casas
colindantes (además como medida también de
máximo alejamiento de la boca de la techumbre de
madera). Así, las chimeneas de ladrillo
enfoscado y con tejadillos de losa de barro o
teja, se elevan desafiando a los vientos del
norte.


La calle Real parte desde la
Plaza Vieja hasta la salida del pueblo junto al
cementerio. Se trata de la calle mas larga del
pueblo, de traza longitudinal casi recta donde
podemos contemplar paseando por ella la belleza
de la arquitectura popular que se ve aun mas
espectacular durante la primavera cuando los
vecinos la adornan con macetas y flores que le
dan un color espectacular. A mitad de la calle y
al final de la misma podemos visualizar otras
dos fuentes o pilones de los muchos que hay y
que servian de abrevadero para el ganado asi
como para los vecinos de Cuevas del Valle. En
concreto se trata del Pilon del Llano Tio Rute y
el Pilon de San Sebastian. Enfrente de este
ultimo y adosado a la entrada del cementerio
podemos contemplar la Ermita de San Sebastian
que conserva su artesonado de madera y en cuyo
interior podemos ver una talla del santo.




Volvemos de nuevo hacia la Plaza
Vieja para desde esta continuar nuestro caminar
por otra de las calles mas bonitas del pueblo
como es la de los Soportales que recibe este
nombre porque tiene 50 m de este tipo de
arquitectura con sus casas típicas y balconadas
de madera llenas de flores. Su principal
característica es permitir al viandante estar a
cubierto bajo los edificios al nivel de la
calle. Los motivos que llevaban a crear calles y
plazas porticadas eran variados, yendo desde la
presencia habitual de lluvias o de un sol
abrasador, hasta la celebración de ferias y
mercados. El principal material de construccion
de dichos soportales es la madera y su forma es
la de un porche, galería o pórtico alargado;
aunque no se limita a la entrada principal (como
sucede en pórticos y atrios). Los soportales
recorren toda la fachada de uno o varios
edificios; y en el caso de las calles
asoportaladas o porticadas continúan en toda la
longitud de la calle, muchas veces a ambos
lados.


Al final de los soportales
continuamos por la calle Rio de la cual nos
desviamos un momento para contemplar en la Plaza
Nueva la Plaza de Toros. Se trata de una
singular construccion rectangular con
cerramiento en piedra y graderio abancalado.
Volvemos de nuevo hacia la calle Rio para desde
esta dirigirnos hacia la Plaza de la
Constitucion cruzando el puente sobre el cauce
del rio Pasaderas donde vamos a poner nuestro
punto y final a la visita que hemos realizado
por esta preciosa localidad del Valle del Tietar.
El entorno natural en el que se
encuentra la villa de Cuevas del Valle permite
la realizacion de varias rutas de senderismo por
la Sierra de Gredos como la de la Calzada Romana
o la del Castañar de las Huertas que son en
general de corta a media duración y de
dificultad baja o media, con un recorrido
circular para evitar volver por lugares ya
visitados, y sobre todo que trascurran por
enclaves con gran atractivo y con elementos
interesantes.
Cuevas del Valle es el lugar
ideal para perderse, para alejarse de la ruidosa
y agobiante ciudad y volverse uno con el
entorno. Caminar, tomar fotos y admirar el
paisaje pueden ser una gran experiencia para
muchos viajeros. Cómete un buen asado de ternera
y que la naturaleza se ocupe del resto. Antes de
que te des cuenta, ya estarás extrañando el
lugar.
GASTRONOMIA:
Los platos típicos de Cuevas del
Valle están dados por los ingredientes que se
siembran cosechan y crían en la propia región.
Productos típicos son las
castañas, higos, angélica (licor dulce excelente
) nueces, orégano y productos de huerta.
Platos típicos: patatas
revolconas, cochifrito, chuletas de cordero,
ternera, judías verdes, trucha y sopas de
cachuela.
Dulces tradicionales:
perrunillas, hornazo, flores, rosquillas con
miel en Semana Santa y mantecados. Todos ellos
son mágicas combinaciones de harina, agua,
huevo, azúcar, manteca de cerdo y aceite de
oliva. Dado que antaño los habitantes de Cuevas
del Valle solo tenían acceso a algunos de los
ingredientes de forma ocasional y a un alto
precio, los dulces eran elaborados solo en
fechas señaladas o celebraciones, como la Semana
Santa o las bodas y bautizos.
FIESTAS:
A lo largo del año en el Barranco
se celebran multitud de fiestas, casi todas
vinculadas a la religión. Algunas de las
manifestaciones son comunes en todos los
pueblos, pero la mayoría son exclusivas de
alguno de los pueblos. Tradicionalmente, los
vecinos del resto de pueblos del Barranco acuden
al pueblo que celebra sus fiestas patronales. Ha
sido siempre una oportunidad para el intercambio
cultural, el fortalecimiento de amistades y
relaciones y, como no, la creación de parejas
mixtas.
San Antón
(17 de enero). En Honor a San Antonio Abad,
patrón de los animales. Hay procesión del santo
desde la iglesia parroquial hasta la ermita de
San Antón. Tras la procesión, hay una subasta de
banzos y de donaciones de los fieles,
tradicionalmente manitas de cerdo y dulces
caseros. Para asegurar la protección del santo
durante todo el año se deben dar tres vueltas a
la ermita con el animal doméstico. Lo más
espectacular son las vueltas que realizan los
caballos. Una vez terminada la procesión, los
vecinos del barrio invitan al resto del pueblo a
limonada y dulces caseros.
San Sebastián
(20 de enero). También hay una procesión con
subasta de banzos. Y también hay una invitación
de los vecinos de la calle Real (barrio abajo)
al resto del pueblo a dulces caseros y limonada.
Fiestas de invierno
(8 al 11 de febrero). Fiestas en Honor a Santa
Apolonia. El día 9 hay procesión con subasta de
banzos y vítor.
Día del Hornazo.
Celebración del Domingo de resurrección. Ese día
se va al campo con amigos o familiares, donde se
come la merienda y el hornazo, un dulce hecho
con aceite, harina y huevo.
Fiestas de verano
(del 10 al 14 de julio). Fiestas en Honor a la
Virgen de las Angustias, patrona de la
localidad. El día 11 hay procesión con subasta
de banzos.
Fiesta del Calbote.
Se celebra el primer o segundo sábado de
noviembre, cercana a la Calbotada. Es una fiesta
de origen reciente. En ella se asan castañas en
la plaza de toros, para todos los que quieran
acudir a degustarlas. Y, para beber, se ofrece
angélica a todos los asistentes. Al final de
fiesta, se va en ronda por las calles del
pueblo.
Jornadas micológicas.
La Sociedad Micológica Amagredos organiza, desde
hace más de diez años, una fiesta de la seta en
el mes de octubre. Los participantes van al
campo a recolectar setas, participan en un
complicado concurso de identificación y en una
comida campestre. Al final de la tarde, se
organiza una exposición en la que suele haber
más de cien especies diferentes. Al día
siguiente tiene lugar en el parador de Gredos
una comida degustación cuyo menú tiene como
protagonista las setas. La formación de esta
Sociedad ha supuesto una fuente de conocimiento
tanto para el mundo micológico como para el
entorno y la protección del medio.
Comunes a los cinco pueblos
El Vítor.
Es una espectacular procesión protagonizada por
jinetes a lomos caballos, presididos por aquel
que porta el estandarte y seguidos de peatones.
En él se quiere ensalzar alguna acción gloriosa,
que suele ser de índole religiosa. Todos los
pueblos del Barranco celebran al menos un vítor
al año, para honrar a su patrón o patrona. Tiene
lugar dentro del programa de fiestas, siempre
envueltos en la magia de la noche, cuando el
fuego sirve para iluminar el camino e indicar
las paradas. Además de los puramente religiosos,
los quintos solían celebrar un vítor para
relatar las aventuras de la Semana de Quintos.
La procesión del vítor suele empezar en la plaza
del pueblo o la iglesia. Allí, la persona que
porta el estandarte, a lomos de un caballo,
recita unos versos aludiendo al pueblo, a santos
o vírgenes. A partir de ahí comienza la
procesión por el pueblo, que se detendrá en cada
una de las lumbres que encuentre en el camino.
Cada vez que para se volverá a recitar. Los
participantes aguardarán en sepulcral silencio
hasta que termine, para gritar al unísono
“vítor”. Sin ninguna duda, el más impresionante
de los vítores barranqueños es el que se celebra
en San Esteban del Valle en honor a San Pedro
Bautista. Su peculiaridad, así como la devoción
de los vecinos le han convertido en fiesta de
interés turístico regional.
Todos los Santos: La Calbotada.
En todo el Barranco, como en otros lugares
vecinos de Salamanca y Cáceres, el día de Todos
los Santos se celebra en el campo. Al final de
la tarde se hace una lumbre con acículas de pino
(agujúos) para asar castañas. En todo Gredos se
conoce a las castañas asadas como calbote, de
ahí el nombre que recibe esta fiesta. En Cuevas
del Valle los calbotes se acompañan con una
deliciosa bebida de fabricación casera, la
angélica.
PLANO TURÍSTICO:
http://www.sanestebandelvalle.es/pdf/plano_urbano_cv.pdf